La obra teatral “Las apariencias engañan” se centra en los encuentros de dos hermanastros, uno un viejo artista de circo, el otro un viejo actor de teatro.
Ambos llevarán adelante un duelo dialéctico y sarcástico pleno de descubrimientos, recuerdos, ironías, competencias; se trata de seres misántropos e hipocondríacos, que se espantan y se ríen de sí mismos, donde se mezcla el humor con los recuerdos y el amor entre ambos.
Objetivos
- Llegar al público con un autor de primera calidad a nivel mundial.
- Provocar la reflexión sobre la necesidad de vivir auténticamente la propia vida, asumiendo quienes somos.
- Descubrir a través de los personajes algunos de los fantasmas que esclavizan a la humanidad como la falta de confianza en si mismo, los celos, la envidia, la competencia, el miedo, la aceptación de la realidad, etc .
- Plantear el debate sobre la realidad y la fantasía, el pensamiento verdadero y la ética, comprometiendo el humor y el amor, el juego, los sueños y las emociones.
- Comprometer todas las fuerzas de producción, el trabajo, el ocio y la creatividad.
CRITICAS
---------------------------
Sábado, 17 de mayo, 2008 - A�O 9 - Nro.2911
Moretti: satisfacciones artísticas y humanas. No tengo más que agradecimiento hacia toda la gente que conocí en ese hermoso país. Llegué a España con sesenta años; había comenzado a los dieciocho años, en El Galpón. Mi formación, mis compañeros, mis amigos y parte de mi familia, mi hija y mi nieta, están en esta ciudad. La fuerza de los ancestros más queridos viene de Montevideo. Cuando se cumplieron los siete años de estada en Valladolid, mi compañero y yo comenzamos a sentir esas fuerzas y esas energías, y decidimos, sin dudar, que nuestro lugar estaba de nuevo en Montevideo.
Walter, también hay un nuevo territorio en tu vida. Entiendo que es la primera vez que vas a hacer una obra de Thomas Bernhard. Sé que tenés experiencia en el teatro europeo, pero Bernhard es un mundo aparte, un marginal, con esa exaltación que hace de España y Portugal por un lado y su odio por su patria, Austria. ¿Qué nos dirías de tu relación con Thomas Bernhard desde que lo conociste hasta ahora? ¿También hay un nuevo territorio en tu vida?
No. Los caminos a veces se bifurcan, pero inevitablemente, por lo menos en el arte, si son auténticos, al final vuelven a encontrarse. Es cierto que Bernhard es un mundo aparentemente distinto, pero eso es más en su escritura que en su búsqueda. Sus preguntas, sus dudas, sus odios están creo en la condición humana.
Walter, ¿la impresión que tenés de él es la misma ahora que cuando empezaste a leer el texto?
No, no es la misma. Ahora creo percibir algo del conflicto familiar, que al principio no veía con claridad. Lo que, por supuesto, no significa que mi relación con Bernhard no sea conflictiva.
En cuanto a los personajes de la obra, cualquier relación de pareja es, salvo para los implicados, difícil de explicar. Pero en este caso, habiendo vivido juntos treinta años, me pregunto: ¿Si eso no es amor, qué es? Aunque en este caso y parafraseando a Bernhard, tal vez "las apariencias engañan".
Patricia, cuál fue tu recorrido, que duró unos años, que va de "Onetti en el espejo" a Bernhard? (Eli Weisel, Yolem en "El día que Nietzsche lloró"). ¿Por qué descartaste a estos autores? Eso quiere decir que estabas buscando algo que encontraste en Bernhard. ¿Qué es ese algo? ¿Qué tiene Bernhard que te ha llevado de nuevo a la apasionante y absorbente tarea de dirigir?
A Thomas Bernhard hace unos años que lo estudio. Para mí es imposible pensar en la puesta en escena de una obra teatral si desconocemos la obra literaria y la vida del autor. "Las apariencias engañan" es, en parte, autobiográfica: entre los personajes aflora la vida y personalidad de Bernhard, poniéndole a cada uno de los protagonistas parte de sí mismo. Entonces, no descarto a ningún otro autor, al contrario, todos me interesan, pero desde Onetti hasta Bernhard, he leído varios textos teatrales y he trabajado como actriz, pero estoy concentrada hace casi dos años estudiando la obra de Thomas Bernhard y todavía me falta. Leer a Thomas Bernhard es sumergirte en un mundo nuevo, pleno de sensaciones, de ideas, de contradicciones, de frases interminables, de rodeos, de repeticiones, donde se siente una mezcla de locura y sensatez, optimismo y frustración. Y por sobre todo, se siente el desafío de descubrir todo lo que él oculta a medias, todo lo que no dice y dice.
Es Bernhard que me ha devuelto a la apasionante tarea de dirigir, por el desafío que propone. El no hace concesiones al director, que tiene que encontrar las razones de sus planteos, las caras de los personajes, los gestos y sobre todo los pensamientos de los personajes que no están escritos pero subyacen. En sus textos teatrales no hay prácticamente acotaciones, sólo está lo que dicen los personajes; el lector o director tiene que descubrir cuáles son las verdaderas sensaciones que llevan a los personajes a decir y actuar como lo hacen. Thomas Bernhard dice en una entrevista: "Los procesos interiores, que nadie ve, son lo único interesante en la literatura".
¿Qué obras de Bernhard conocías o habías leído? ¿En qué puestas en escena? ¿Qué juicio te merece el autor, es decir, cuáles son sus puntos fuertes y cuáles sus debilidades?
Conocía y vi "La fuerza de la costumbre" en Buenos Aires, con dirección de Pompeyo Audivert, "Almuerzo en casa de Ludwig W.", dirigida por Nelly Goitiño y "Minetti", dirección de Ernesto Calvo, en Montevideo; "Plaza de héroes", dirigida por Luciano Alabarse, en Porto Alegre. He leído otras que no se han representado en Montevideo, como es el caso de "Inmanuel Kant" y "Ante la jubilación".Leí "Conversaciones con Thomas Bernhard" de Kurt Hofmann, que es una maravilla, y varias novelas: "La calera", "Trastorno", "Un niño" y "Corrección", que son las que he conseguido en el Instituto Goethe. Leí fragmentos en Internet de "El sótano", "Maestros antiguos" y "El frío". Sus puntos fuertes son su filosofía, su planteo existencial, sus reflexiones sobre la literatura, la soledad, la enfermedad, la muerte y a pesar de todo, en las ganas de vivir.
Walter, ¿qué dificultades encontraste en la composición de tu personaje, el ex artista de circo? ¿Tenés algún género de afinidad con las artes del circo?
No, nunca me interesaron los artistas de circo, siempre me causaron una profunda tristeza.
La relación de "Las apariencias engañan" es con el mundo de hoy, de ayer y seguramente del que vendrá. Su centro es existencial. En cuanto a mí, me toca esta obra en especial por el enfrentamiento entre dos creadores y dos propuestas artísticas, el circo y el teatro.
¿Qué querés comunicarle al público? ¿Por qué la voz de Bernhard debe ser oída? ¿Por qué por nosotros?
Con cada obra que escenifico quiero comunicarle al público todo, la vida y la muerte, el amor y el odio, provocarle la risa, la sonrisa y el llanto, y que reflexionen. Ese es el sueño de todos nosotros. Si logramos conmover, seremos felices, si no sucede nada será que nos equivocamos en el enfoque que le dimos a esta obra.
En general, las obras de Bernhard tratan de "personas mayores". ¿Qué explicación le ven a este hecho? ¿Qué sentido parece darle Bernhard?
Moretti: En toda su obra dramática, reportajes periodísticos, narrativa, surge con claridad que la síntesis que hace de su vida fue a una edad ya muy madura, su juventud fue toda sufrimiento. Reflexiona cuando es mayor, por supuesto, con una acidez como pocas veces se ha visto.
Bernhard es siempre Bernhard. Toda su obra es un solo pensamiento y energía. A través de toda su creación él va plasmando con fuerza y claridad todo lo que piensa sobre la sociedad y sobre sí mismo.
Tu personaje en "Las apariencias engañan" es un actor. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encontrás entre tú, como actor, y tu personaje?
Bernhard tenía una opinión bastante negativa de los actores; sin embargo en su dramaturgia le da a los actores unas posibilidades de lucimiento y profundización como pocas veces se ha visto en el teatro de hoy. Esta oportunidad que se me ha presentado de poder acceder a interpretar dos obras de él, se ha convertido en un acontecimiento muy importante en mi trayectoria.
Walter, ¿qué es, en síntesis, lo que siente tu personaje respecto de su hermano actor? ¿Puede decirse que tu personaje está o estuvo realmente enamorado de la mujer, o sólo....?
La egolatría de mi personaje, Karl, es muy atractiva para el trabajo de un actor, ya que el mismo siente odio, amor, celos, desprecio, envidia. Algo que entre artistas es para bien o para mal muy frecuente.
Sábado, 17 de mayo, 2008 - A�O 9 - Nro.2911
Estreno. Puesta en escena de "Las apariencias engañan" en el Instituto Goethe
Thomas Bernhard en el espejo
Las novelas, las obras dramaticas y la autobiografía deThomas Bernhard tienen un tono de conversación, de gran monólogo; y ese tono supera, con inesperada facilidad, los escollos de la traducción. Así, cuando nos cuenta los primeros a�os de su vida, casi podemos seguirle la respiración.
En las piezas dramáticas lo vemos como una ausencia casi corpórea, que siempre estaría a punto de irrumpir sobre las tablas y hacer algo, pero sin que llegue a tener nombre y forma en la escena.
La versión de "Minetti" del mismo Bernhard, que representó también el actor Juan Carlos Moretti, reducía la obra, no sin justificación, a un monólogo; tenía el agregado misterioso de la presencia en escena del director, Ernesto Calvo, que, lo advertimos ahora, componía al mismo Bernhard, o mejor a su fantasma con s�lo inclinarse, mudo, sobre una computadora port�til. La misma forma de la escritura de Bernhard, mediante l�neas cortadas irregularmente que se asemejan al verso, sugiere con fuerza los inicios orales, de la literatura; y tambi�n a trav�s de traducciones y versiones aflora la tensi�n del artista de la palabra hablada, con sus elecciones ante sonidos y sentidos que se contradicen, con sus aciertos que parecen ca�dos del cielo y sus repeticiones, donde parece querer malear a martillazos a cada vocablo para ver si, luego de ese purgatorio, es digno de aparecer en la prosa.
En "Las apariencias enga�an" y en "Plaza de los h�roes", el personaje principal ha muerto antes del comienzo; y las dos piezas analizan sin pasi�n los grandes temas del pasado de los personajes, en esta pieza unidos y separados por la misma mujer muerta. El primero de los grandes temas del pasado es, cada d�a m�s, c�mo y cu�nto pesan los muertos sobre nuestros presentes; el segundo, el m�s inquietante, es si podemos modificarlo, sea mediante una interpretaci�n afortunada que lo redima... o nos condene, o mediante la averiguaci�n de la verdad, casi siempre oculta cuando no falsificada. Los personajes de "Las apariencias enga�an" parecen vivir de cara a una pared, o ante una puerta que no ha de abrirse. Pueden girar en redondo y asomarse a sus vidas; pero esta busca es est�ril y s�lo les sirve para arruinar el porvenir.
A trav�s de una trama muy bien articulada de mon�logos y di�logos, con un delicado sentido de la comunicaci�n, vamos conociendo a los personajes, hasta llegar a un final que revela algo, tenue y doloroso, que podr�amos haber adivinado. Todo se explica y el c�rculo se cierra; y estamos de nuevo en el comienzo. La percepci�n de la vida que tiene Bernhard es esc�ptica, pero no maligna: el autor est� dotado de verdadera ternura y hasta de comprensi�n para sus personajes, a los que trata como iguales. Entre l�neas nos dice algo como "Y no crean que mi vida es algo mejor".
La puesta en escena de "Las apariencias enga�an" descuella en nuestra actual cartelera de teatros. Patricia Yosi ha dirigido esta obra con varios aciertos. Hay un concienzudo estudio del texto y de las implicaciones de cada escena, al punto que el espectador siente si bien el drama podr�a present�rsele en alguna otra forma esc�nica, no podr�a, por el sendero que eligi� la directora, hacerse mejor. Hay tambi�n un acierto muy visible en el movimiento de los actores, marcaci�n dise�ada con fino sentido del espacio esc�nico y su ocupaci�n, virtud que ya era visible en el trabajo anterior de Yosi, "Onetti en el espejo"; este acierto es tanto m�s destacable si tenemos en cuenta las particularidades de la peque�a sala del Instituto Goethe. En la secuencia de las escenas, que no son ni obvias ni simples, la presentaci�n, el desarrollo y el remate siguen un ritmo l�gico, que se percibe en seguida y ayuda a la comprensi�n del espectador.
La interpretaci�n es una de las grandes fuerzas de la obra. Tanto Moretti como Reyno nos hacen vivir a sus personajes, que sobre el papel, en la lectura, no resultan ni atractivos ni especialmente definidos. Pero a trav�s de la actuaci�n, hecha de gestos a veces m�nimos, compartimos su intimidad, sus penas y sus placeres. La apariencia de la interpretaci�n invierte las apariencias enga�osas de la an�cdota; y vemos al fin, levantados por lo menos algunos velos, el temible rostro de la verdad.
La versión de "Minetti" del mismo Bernhard, que representó también el actor Juan Carlos Moretti, reducía la obra, no sin justificación, a un monólogo; tenía el agregado misterioso de la presencia en escena del director, Ernesto Calvo, que, lo advertimos ahora, componía al mismo Bernhard, o mejor a su fantasma con s�lo inclinarse, mudo, sobre una computadora port�til. La misma forma de la escritura de Bernhard, mediante l�neas cortadas irregularmente que se asemejan al verso, sugiere con fuerza los inicios orales, de la literatura; y tambi�n a trav�s de traducciones y versiones aflora la tensi�n del artista de la palabra hablada, con sus elecciones ante sonidos y sentidos que se contradicen, con sus aciertos que parecen ca�dos del cielo y sus repeticiones, donde parece querer malear a martillazos a cada vocablo para ver si, luego de ese purgatorio, es digno de aparecer en la prosa.
En "Las apariencias enga�an" y en "Plaza de los h�roes", el personaje principal ha muerto antes del comienzo; y las dos piezas analizan sin pasi�n los grandes temas del pasado de los personajes, en esta pieza unidos y separados por la misma mujer muerta. El primero de los grandes temas del pasado es, cada d�a m�s, c�mo y cu�nto pesan los muertos sobre nuestros presentes; el segundo, el m�s inquietante, es si podemos modificarlo, sea mediante una interpretaci�n afortunada que lo redima... o nos condene, o mediante la averiguaci�n de la verdad, casi siempre oculta cuando no falsificada. Los personajes de "Las apariencias enga�an" parecen vivir de cara a una pared, o ante una puerta que no ha de abrirse. Pueden girar en redondo y asomarse a sus vidas; pero esta busca es est�ril y s�lo les sirve para arruinar el porvenir.
A trav�s de una trama muy bien articulada de mon�logos y di�logos, con un delicado sentido de la comunicaci�n, vamos conociendo a los personajes, hasta llegar a un final que revela algo, tenue y doloroso, que podr�amos haber adivinado. Todo se explica y el c�rculo se cierra; y estamos de nuevo en el comienzo. La percepci�n de la vida que tiene Bernhard es esc�ptica, pero no maligna: el autor est� dotado de verdadera ternura y hasta de comprensi�n para sus personajes, a los que trata como iguales. Entre l�neas nos dice algo como "Y no crean que mi vida es algo mejor".
La puesta en escena de "Las apariencias enga�an" descuella en nuestra actual cartelera de teatros. Patricia Yosi ha dirigido esta obra con varios aciertos. Hay un concienzudo estudio del texto y de las implicaciones de cada escena, al punto que el espectador siente si bien el drama podr�a present�rsele en alguna otra forma esc�nica, no podr�a, por el sendero que eligi� la directora, hacerse mejor. Hay tambi�n un acierto muy visible en el movimiento de los actores, marcaci�n dise�ada con fino sentido del espacio esc�nico y su ocupaci�n, virtud que ya era visible en el trabajo anterior de Yosi, "Onetti en el espejo"; este acierto es tanto m�s destacable si tenemos en cuenta las particularidades de la peque�a sala del Instituto Goethe. En la secuencia de las escenas, que no son ni obvias ni simples, la presentaci�n, el desarrollo y el remate siguen un ritmo l�gico, que se percibe en seguida y ayuda a la comprensi�n del espectador.
La interpretaci�n es una de las grandes fuerzas de la obra. Tanto Moretti como Reyno nos hacen vivir a sus personajes, que sobre el papel, en la lectura, no resultan ni atractivos ni especialmente definidos. Pero a trav�s de la actuaci�n, hecha de gestos a veces m�nimos, compartimos su intimidad, sus penas y sus placeres. La apariencia de la interpretaci�n invierte las apariencias enga�osas de la an�cdota; y vemos al fin, levantados por lo menos algunos velos, el temible rostro de la verdad.
ENTREVISTAS
DIARIO LA REPUBLICA
Miércoles, 07 de mayo, 208 – AÑO 9 _ Nro. 2901
El desafío de descubrir lo oculto
Con motivo del estreno el viernes próximo en el Instituto Goethe de "Las apariencias engañan", del dramaturgo austríaco Thomas Bernhard, un autor que a su muerte dejó 17 obras de teatro y una colección de cientos de zapatos, LA REPUBLICA conversó con la directora Patricia Yosi y con los actores Juan Carlos Moretti y Walter Reyno.
Juan Carlos, últimamente se ha acentuado el desplazamiento de las personas de este continente a países del primer mundo, que como Canadá estimula la inmigración. Algo semejante, pero a la inversa, sucedió cuando decidiste volver de España. Donde integraste "Azar Teatro" de Valladolid, donde viviste siete años con Adrián, donde tuviste el premio "Marqués de Santillana" al mejor actor por tu actuación en "La última noche de Giordano Bruno", de Renzo Sicco. ¿Cuál fue el motivo de tu regreso?Moretti: satisfacciones artísticas y humanas. No tengo más que agradecimiento hacia toda la gente que conocí en ese hermoso país. Llegué a España con sesenta años; había comenzado a los dieciocho años, en El Galpón. Mi formación, mis compañeros, mis amigos y parte de mi familia, mi hija y mi nieta, están en esta ciudad. La fuerza de los ancestros más queridos viene de Montevideo. Cuando se cumplieron los siete años de estada en Valladolid, mi compañero y yo comenzamos a sentir esas fuerzas y esas energías, y decidimos, sin dudar, que nuestro lugar estaba de nuevo en Montevideo.
Walter, también hay un nuevo territorio en tu vida. Entiendo que es la primera vez que vas a hacer una obra de Thomas Bernhard. Sé que tenés experiencia en el teatro europeo, pero Bernhard es un mundo aparte, un marginal, con esa exaltación que hace de España y Portugal por un lado y su odio por su patria, Austria. ¿Qué nos dirías de tu relación con Thomas Bernhard desde que lo conociste hasta ahora? ¿También hay un nuevo territorio en tu vida?
No. Los caminos a veces se bifurcan, pero inevitablemente, por lo menos en el arte, si son auténticos, al final vuelven a encontrarse. Es cierto que Bernhard es un mundo aparentemente distinto, pero eso es más en su escritura que en su búsqueda. Sus preguntas, sus dudas, sus odios están creo en la condición humana.
Walter, ¿la impresión que tenés de él es la misma ahora que cuando empezaste a leer el texto?
No, no es la misma. Ahora creo percibir algo del conflicto familiar, que al principio no veía con claridad. Lo que, por supuesto, no significa que mi relación con Bernhard no sea conflictiva.
En cuanto a los personajes de la obra, cualquier relación de pareja es, salvo para los implicados, difícil de explicar. Pero en este caso, habiendo vivido juntos treinta años, me pregunto: ¿Si eso no es amor, qué es? Aunque en este caso y parafraseando a Bernhard, tal vez "las apariencias engañan".
Patricia, cuál fue tu recorrido, que duró unos años, que va de "Onetti en el espejo" a Bernhard? (Eli Weisel, Yolem en "El día que Nietzsche lloró"). ¿Por qué descartaste a estos autores? Eso quiere decir que estabas buscando algo que encontraste en Bernhard. ¿Qué es ese algo? ¿Qué tiene Bernhard que te ha llevado de nuevo a la apasionante y absorbente tarea de dirigir?
A Thomas Bernhard hace unos años que lo estudio. Para mí es imposible pensar en la puesta en escena de una obra teatral si desconocemos la obra literaria y la vida del autor. "Las apariencias engañan" es, en parte, autobiográfica: entre los personajes aflora la vida y personalidad de Bernhard, poniéndole a cada uno de los protagonistas parte de sí mismo. Entonces, no descarto a ningún otro autor, al contrario, todos me interesan, pero desde Onetti hasta Bernhard, he leído varios textos teatrales y he trabajado como actriz, pero estoy concentrada hace casi dos años estudiando la obra de Thomas Bernhard y todavía me falta. Leer a Thomas Bernhard es sumergirte en un mundo nuevo, pleno de sensaciones, de ideas, de contradicciones, de frases interminables, de rodeos, de repeticiones, donde se siente una mezcla de locura y sensatez, optimismo y frustración. Y por sobre todo, se siente el desafío de descubrir todo lo que él oculta a medias, todo lo que no dice y dice.
Es Bernhard que me ha devuelto a la apasionante tarea de dirigir, por el desafío que propone. El no hace concesiones al director, que tiene que encontrar las razones de sus planteos, las caras de los personajes, los gestos y sobre todo los pensamientos de los personajes que no están escritos pero subyacen. En sus textos teatrales no hay prácticamente acotaciones, sólo está lo que dicen los personajes; el lector o director tiene que descubrir cuáles son las verdaderas sensaciones que llevan a los personajes a decir y actuar como lo hacen. Thomas Bernhard dice en una entrevista: "Los procesos interiores, que nadie ve, son lo único interesante en la literatura".
¿Qué obras de Bernhard conocías o habías leído? ¿En qué puestas en escena? ¿Qué juicio te merece el autor, es decir, cuáles son sus puntos fuertes y cuáles sus debilidades?
Conocía y vi "La fuerza de la costumbre" en Buenos Aires, con dirección de Pompeyo Audivert, "Almuerzo en casa de Ludwig W.", dirigida por Nelly Goitiño y "Minetti", dirección de Ernesto Calvo, en Montevideo; "Plaza de héroes", dirigida por Luciano Alabarse, en Porto Alegre. He leído otras que no se han representado en Montevideo, como es el caso de "Inmanuel Kant" y "Ante la jubilación".Leí "Conversaciones con Thomas Bernhard" de Kurt Hofmann, que es una maravilla, y varias novelas: "La calera", "Trastorno", "Un niño" y "Corrección", que son las que he conseguido en el Instituto Goethe. Leí fragmentos en Internet de "El sótano", "Maestros antiguos" y "El frío". Sus puntos fuertes son su filosofía, su planteo existencial, sus reflexiones sobre la literatura, la soledad, la enfermedad, la muerte y a pesar de todo, en las ganas de vivir.
Walter, ¿qué dificultades encontraste en la composición de tu personaje, el ex artista de circo? ¿Tenés algún género de afinidad con las artes del circo?
No, nunca me interesaron los artistas de circo, siempre me causaron una profunda tristeza.
LAS APARIENCIAS ENGAÑAN, SU CENTRO ES EXISTENCIAL
Patricia, ¿cuál es la relación de "Las apariencias..." con el mundo de hoy? ¿O bien no hay ninguna relación y es una afición personal tuya?La relación de "Las apariencias engañan" es con el mundo de hoy, de ayer y seguramente del que vendrá. Su centro es existencial. En cuanto a mí, me toca esta obra en especial por el enfrentamiento entre dos creadores y dos propuestas artísticas, el circo y el teatro.
¿Qué querés comunicarle al público? ¿Por qué la voz de Bernhard debe ser oída? ¿Por qué por nosotros?
Con cada obra que escenifico quiero comunicarle al público todo, la vida y la muerte, el amor y el odio, provocarle la risa, la sonrisa y el llanto, y que reflexionen. Ese es el sueño de todos nosotros. Si logramos conmover, seremos felices, si no sucede nada será que nos equivocamos en el enfoque que le dimos a esta obra.
En general, las obras de Bernhard tratan de "personas mayores". ¿Qué explicación le ven a este hecho? ¿Qué sentido parece darle Bernhard?
Moretti: En toda su obra dramática, reportajes periodísticos, narrativa, surge con claridad que la síntesis que hace de su vida fue a una edad ya muy madura, su juventud fue toda sufrimiento. Reflexiona cuando es mayor, por supuesto, con una acidez como pocas veces se ha visto.
SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS
Juan Carlos, ¿qué similitudes y qué diferencias encontrás entre "Minetti" y "Las apariencias engañan"? ¿En cuál Bernhard es más "Bernhard"?Bernhard es siempre Bernhard. Toda su obra es un solo pensamiento y energía. A través de toda su creación él va plasmando con fuerza y claridad todo lo que piensa sobre la sociedad y sobre sí mismo.
Tu personaje en "Las apariencias engañan" es un actor. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encontrás entre tú, como actor, y tu personaje?
Bernhard tenía una opinión bastante negativa de los actores; sin embargo en su dramaturgia le da a los actores unas posibilidades de lucimiento y profundización como pocas veces se ha visto en el teatro de hoy. Esta oportunidad que se me ha presentado de poder acceder a interpretar dos obras de él, se ha convertido en un acontecimiento muy importante en mi trayectoria.
Walter, ¿qué es, en síntesis, lo que siente tu personaje respecto de su hermano actor? ¿Puede decirse que tu personaje está o estuvo realmente enamorado de la mujer, o sólo....?
La egolatría de mi personaje, Karl, es muy atractiva para el trabajo de un actor, ya que el mismo siente odio, amor, celos, desprecio, envidia. Algo que entre artistas es para bien o para mal muy frecuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario